domingo, 26 de diciembre de 2010

Mi barrio en Shanghai


El apartamento donde yo vivía estaba situado en la antigua concesión francesa en Shanghai. Es una de las zonas céntricas de la ciudad y es una zona residencial con algunas calles con tiendas chic, pero sus habitantes ya no son franceses sino son chinos de clase media.

Aunque con mi chino macarrónico no pude comunicarme mucho a la gente china de mi barrio (tetería china, tienda de mieles, panadería-pastelería, vendedor de flores, taberna china, etc.), en general la gente era bastante amable conmigo, tenía mucha paciencia para escucharme e intentaba entenderme. Es verdad de que agradezco mucho a toda esta gente de mi barrio, ellos enriquecieron mi experiencia en China.

En este capítulo, veréis la vida cotidiana del mi barrio.

Algunas casas mantienen un toque occidental, aunque sus ventanas están invadidas por las prendas lavadas. 

La ropa colorida anima la fachada de la casa. Pero ¿la ropa lavada no se ensucia por gas de escape de los coches?

Algunas casas tienen el tendedero en la acera. La ropa interior también ondea al lado de la entrada de la casa...

Mucha gente utiliza bicicleta para moverse. Es un punto en común entre China y Japón.

Había un puesto de alquiler de bicicletas.

Un señor con los palos de bambú en su bicicleta. No sé si él vendía estos palos o en contrario acababa de comprarlos. No sé para qué se usan estos palos. En Japón tradicionalmente usabamos los palos de bambú para tender la ropa lavada.

En un parque. ¿Los jubilados? jugando a las cartas. Fue un jueves, por tanto, deben ser los jubilados o parados. Me llamó la atención que había muy pocas mujeres en los grupos.

Algunos juegan al ajedrez chino en vez de las cartas. 

Mi barrio de Shanghai compite por el número de cables eléctricos con mi barrio de Tokio. (Ver el capítulo “Cielo dividido”.)

Ellos construyen la futura China.


En este capítulo, voy a presentar algunas imágenes de los niños en China.

En un pueblo cerca de la ciudad de Guilin 桂林, encontré esta propaganda “Es un honor tener solo un/una único/a hijo/a”. El dibujo y las letras del mensaje están realizados con piedras grises en el muro de una casa.

Actualmente en las grandes ciudades como Pekín o Shanghai, se permite tener dos hijos por pareja si los padres no tienen ningún hermano. Es para evitar imponer toda la carga familiar al único hijo, por ejemplo, si sus padres no tienen ningún hermano, el/la único/a hijo/a tiene que cuidar de sus padres y sus abuelos paternos y maternos, o sea 6 personas encima de el/la único/a hijo/a.

Un niño en un jardín chino de Shanghai. Fijados en el culito del niño. Su pantalón tiene un corte y se ve su culito. Su pantalón no está roto, se vende así con una apertura en la parte del trasero para que el/la niño/a pueda estar “stand by” para hacer sus necesidades (pipí y caquita) cuando quiera y donde quiera. De hecho, vi en el metro de Shanghai a una madre sujetando a su niño para hacer pipí en un rincón del andén... 

Hermanitos sentados en la entrada de un templo en Pekín. Estaban acompañados por su abuela. ¿Un descansito después de hacer compras?

Hice esta foto en el patio de un templo en Shanghai. Había un grupo de las mujeres bailando en el patio y el señor mayor tocaba un instrumento musical chino para el baile. No sé si son el abuelo y su nieta, pero me hizo una gracia el contraste del señor con un instrumento musical tradicional y la niña vestida de princesa.

Me llamó mucha atención el criterio de las tarifas de entrada a los monumentos turísticos. Según la estatura que tiene, varía la tarifa. Entrada grátis para menos de 1,20 m, entre 1,20 m y 1,50 m pagan la tarifa de niños y si miden más de 1,50 m, pagan la entrada de adultos.

Excursión del colegio en la ciudad de Shaoxing 绍兴.

Clase de pinturas al aire libre en el pueblo de Xitang西塘

A la salida del colegio en un pueblo cerca de la ciudad de Guilin 桂林. Los niños salían disparados del colegio, algunos andando y muchos de ellos en bicicleta.

Chicas haciendo compras y merendando en una calle de la ciudad de Shaoxing 绍兴. No sé qué comían, pero parecía una especie de fritura. 

sábado, 25 de diciembre de 2010

Se parecen, pero son distintos.


Entre Japón y China, hay una cierta similitud en diversos aspectos, dado que China tenía una gran influencia a Japón durante muchos siglos. Aunque no sufrí un choque cultural al llegar a Shanghai, era cierto que había costumbres chinas que me llamaban la atención:

Tanto los japoneses como los chinos comemos arroz blanco diariamente. Un cuenco de arroz blanco es algo fundamental para nuestra alimentación en Japón y en China, y solemos verlo en la mesa cada vez que comemos. El arroz blanco podría ser equivalente a un pan en España.

Pero, en Japón, nunca he visto una imagen como ésta.


Una maquina de cocinera de arroz en el patio (¿claustro?) de un templo chino en el pueblo de Xitang西塘. Era a eso de 11:30 de la mañana (En China y Japón, el horario del almuerzo es sobre las 12:00.) y vi la cocinera de arroz funcionando aprovechando un enchufe que había en el patio del templo.

En Japón también es habitual usar la máquina de cocinera de arroz para cocinar, pero lo tenemos en la cocina. En China, vi esta máquina de cocinera en otros sitios también, por ejemplo, en una tienda de vestidos chinos, en el suelo de un rincón de la tienda estaba la máquina y una clienta se acercó demasiado sin darse cuenta de la existencia de la cocinera encendida y se quemó la pierna con su vapor caliente.

Ahora vamos a ver una habitación china. Es una de las habitaciones de la casa del gran escritor chino, Lu Xun, en la ciudad de Shaoxing绍兴. Lu Xun vivió en esta casa a finales del siglo XVIIII y a principios del siglo XX.


En Japón, tradicionalmente las habitaciones eran del suelo de “tatami” (hecho de paja). Nos quitamos los zapatos en la entrada de la casa y en la habitación de tatami, nos sentamos en el suelo con piernas dobladas y dormimos en el suelo de tatami con un colchón de “futon” (rellenado de algodón). Empezamos a usar sillas y cama después de la Segunda Guerra Mundial. En la Ciudad Prohibida en Pekín también vi varias habitaciones con mesa, sillas y cama. En este sentido, me parecía que el estilo de vida en China era más semejante a la cultura occidental.

En un templo budismo de Shanghai. La gente colocaba las monedas “de pie” como ofrenda. En Japón también ofrendamos las monedas en los templos sintoístas y budistas, pero suele haber una caja grande con una tapa superior de rejillas y tiramos las monedas en esa caja.


Vi a estas dos señoras en el mismo templo, ¿sabéis qué están haciendo? Una de ellas tiene un palo con un imán colgado y está recogiendo las monedas de ofrenda a los pies de las estatuas religiosas. Luego otra señora quita las monedas adheridas al imán y las guarda en la cesta.



Por cierto, en China, la mayoría de las estatuas religiosas están pintadas doradas, pero me perecía demasiado dorada chillona. Como los japoneses estamos acostumbrados de ver las estatuas religiosas antiguas sobrias, estas estatuas ¿recién? pintadas de oro, no me hacía mucha gracia. Es posible que para los chinos repintar a estas estatuas cada cierto tiempo podría ser una atención y respeto a estas figuras, pero es verdad de que no lo sé...


Otra imagen que encontré, ahora en el Templo del Cielo de Pekin. Una pareja con traje y vestido occidentales de novios se posan delante del Templo del Cielo. En Japón, si los novios llevan una vestimenta occidental harían sus fotos delante de una iglesia o algún lugar occidentalizado. Si se hacen fotos en un templo sintoísta, irían con una vestimenta tradicional de "kimono" para los novios.



Pero, no sé si la pareja de esta foto es los novios de verdad o para una publicidad o algo. Porque después de la sesión de fotos..., ¡mirad a la novia! 

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Los chinos durmientes


La “Siesta”, pensaba que era una costumbre, algo típico de España. Pero parece que China también es uno de los países que disfrutan de esta costumbre española. Es un punto en común que descbrí entre España y China.

Cuando paseaba por las calles, me sorprendí al ver a tanta gente dormido independientemente de la hora y el lugar. Aquí os presento algunas imagenes que encontré durante mis paseos.

En una tintorería. ¿Su jornada de trabajo incluye el horario de siesta?


En un mercado de verduras y frutas. 
La mesa multiuso: Se puede servir como un puesto de venta de verduras y también como una cama.
 


Cansada de limpiar judías verdes. 
Está demostrado científicamente que una siesta favorece la concentración en el trabajo
y para continuar sus tareas con menos fatiga y con más ganas. 
(Por cierto, estaba así con una caja puesta en su cabeza. No era porque yo le hice una foto.)


Encajado. El sueño irresistible se presenta a cualquier hora y lugar.


 Con una silla plegable es suficiente.
Cualquier sitio puede convertirse en un lugar agradable para echar la siesta.

martes, 7 de diciembre de 2010

Juego de las sillas en Shanghai


Escribí en su día en el capítulo “Transformación de sardina en salmón” sobre las buenas maneras de los pasajeros en el metro y critiqué la forma de subir al vagón de los pasajeros españoles. Pero en Shanghai, me hicieron pensar “¡qué finos son los españoles!”.

El metro de Shanghai es mucho más nuevo y moderno que el metro de Madrid. Antes de bajar al andén, tienes que pasar tu bolso en el detector de metales. Las estaciones tienen instalados los ascensores o escaleras mecánicas, o sea, es un transporte público muy cómodo y seguro.

Sin embargo, la subida y la bajada del vagón de metro es un horror... Es una lucha contra otros pasajeros. Los pasajeros entrantes no esperan que salgan los pasajeros que estén dentro. Por lo tanto, es como subir al vagón abriendo un camino en la selva de los pasajeros.

Cuando vinieron mis amigas japonesas a Shanghai, nosotras estuvimos esperando en el andén “como buenas japonesas” hasta que salgan los pasajeros. Yo subí primera y a continuación subieron mis tres amigas, pero la última chica se quedó fuera del vagón, porque se cerraron las puertas antes de que ella subiera. Me temo que por haber esperado la salida de los pasajeros, no nos dio tiempo para subir cuatro personas juntas al vagón. Nos deberíamos haber lanzado a dentro del vagón en cuanto se abrieran las puertas. Fue el momento que aprendimos “Donde fueres haz como vieres.”

También, en Shanghai me llamó mucha atención la obsesión de la gente por coger los asientos del metro. La línea del metro que yo usaba en Shanghai era recién abierta y tenía sólo tres estaciones operativas. Por lo cual, el trayecto tardaría como mucho 6-7 munutos. A pesar de esto, la gente entraba corriendo al vagón para conseguir asientos. Tanto los niños como los adultos se abalanzaban sobre los asientos y guardaban los asientos como sea no sólo para ellos mismos sino también para su familia, amigos, etc. que iban juntos.

Era muy curioso que la gente corría incluso para coger los trenes con asientos numerados. Nadie te va a quitar tu asiento, yo pensaba, pero la gente intentaba subir al tren primero.

Es como un juego de las sillas en la vida diaria, pero los competidores son unos 19 millones de los shanghaineses.

A la apertura del recinto de la Expo Shanghai 2010,
la gente va corriendo para conseguir la entrada a los pabellones emplemáticos de la Expo.


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