jueves, 19 de noviembre de 2009

Transformación de sardina en salmón

Para ir a trabajar, utilizo el metro. Hay algo que me hace pensar “Si no existiera esto, empezaría el día de manera más agradable.”


Es verdad de que ya me he acostumbrado a esto, pero cuando acababa de llegar a España, para mí fue algo chocante culturalmente y “físicamente”.


Cuando estoy en el vagón del metro, en el andén a veces encuentro a personas esperando justo delante de las puertas. Hay pasajeros que se apartan para dejar pasar a la gente que sale del vagón, pero hay personas que intentan subir al vagón enseguida avanzando entre los pasajeros salientes y casi chocando hombro con hombro. Por otro lado, dentro del vagón hay gente alrededor de las puertas, pero no bajan para dejar salir a los demás. En algunas ocasiones se agarran a la barra y están convirtiéndose en un autentico obstáculo.


En las estaciones de Tokio, en los andenes hay señales donde se indica la altura a la que estarán las puertas de los vagones. A la hora punta de la mañana, esperamos en el lado lateral de esas señales (además, haciendo colas ordenadas) para no molestar a la salida de la gente del vagón. Dentro del vagón, las personas cerca de las puertas bajan una vez, aunque no es la estación suya, para que los demás puedan bajar del vagón cómodamente. Esperamos hasta que salgan todos los pasajeros salientes y después entramos en el vagón.


El andén de una de las estaciones de la cercanía interurbana de Tokio.

En el muro veréis una señal de cuatro personas, que indica donde llegan las puertas del vagón.

En el andén, junto con una instrucción “se ruega ponerse en dos hileras”,

hay señales de líneas blancas, donde la gente hace colas sin estorbar.

Después de que salgan los pasajeros, subirán al vagón siguiendo la dirección de las flechas.


En el metro de Madrid, cuando estamos a punto de llegar a una estación, las personas detrás de mí me preguntan, “¿Vas a bajar?” Cuando llevaba poco tiempo en España, yo no entendía para qué me lo preguntaban. Me extrañaba, “¿Por qué esta persona que desconozco quiere saber dónde bajo? Como en aquella época mi nivel de español no era muy bueno, pensé que podría haber otro significado y buscaba un segundo sentido detrás de esa pregunta… En Tokio, como es normal que los pasajeros al lado de las puertas bajen del vagón para los demás, no necesitamos hacer esa pregunta para asegurar la salida.


Afortunadamente me libré de ser una de las sardinas enlatadas del metro de Tokio, pero en Madrid para salir del vagón, me he transformado en un salmón que nada contra corriente.

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