martes, 7 de diciembre de 2010

Juego de las sillas en Shanghai


Escribí en su día en el capítulo “Transformación de sardina en salmón” sobre las buenas maneras de los pasajeros en el metro y critiqué la forma de subir al vagón de los pasajeros españoles. Pero en Shanghai, me hicieron pensar “¡qué finos son los españoles!”.

El metro de Shanghai es mucho más nuevo y moderno que el metro de Madrid. Antes de bajar al andén, tienes que pasar tu bolso en el detector de metales. Las estaciones tienen instalados los ascensores o escaleras mecánicas, o sea, es un transporte público muy cómodo y seguro.

Sin embargo, la subida y la bajada del vagón de metro es un horror... Es una lucha contra otros pasajeros. Los pasajeros entrantes no esperan que salgan los pasajeros que estén dentro. Por lo tanto, es como subir al vagón abriendo un camino en la selva de los pasajeros.

Cuando vinieron mis amigas japonesas a Shanghai, nosotras estuvimos esperando en el andén “como buenas japonesas” hasta que salgan los pasajeros. Yo subí primera y a continuación subieron mis tres amigas, pero la última chica se quedó fuera del vagón, porque se cerraron las puertas antes de que ella subiera. Me temo que por haber esperado la salida de los pasajeros, no nos dio tiempo para subir cuatro personas juntas al vagón. Nos deberíamos haber lanzado a dentro del vagón en cuanto se abrieran las puertas. Fue el momento que aprendimos “Donde fueres haz como vieres.”

También, en Shanghai me llamó mucha atención la obsesión de la gente por coger los asientos del metro. La línea del metro que yo usaba en Shanghai era recién abierta y tenía sólo tres estaciones operativas. Por lo cual, el trayecto tardaría como mucho 6-7 munutos. A pesar de esto, la gente entraba corriendo al vagón para conseguir asientos. Tanto los niños como los adultos se abalanzaban sobre los asientos y guardaban los asientos como sea no sólo para ellos mismos sino también para su familia, amigos, etc. que iban juntos.

Era muy curioso que la gente corría incluso para coger los trenes con asientos numerados. Nadie te va a quitar tu asiento, yo pensaba, pero la gente intentaba subir al tren primero.

Es como un juego de las sillas en la vida diaria, pero los competidores son unos 19 millones de los shanghaineses.

A la apertura del recinto de la Expo Shanghai 2010,
la gente va corriendo para conseguir la entrada a los pabellones emplemáticos de la Expo.


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