lunes, 5 de octubre de 2009

Cielo dividido

Una de las cosas que me gustan de España es su cielo. Me parece que el cielo en España es más azul, más nítido y sobre todo, más amplio que el cielo de Japón. Lo podéis ver en las fotos de dos ciudades del capítulo anterior “¿A la izquierda o a la derecha?”.


Cada vez que vuelvo a Tokio, me da una cierta sensación de agobio y echo de menos al cielo de España. En Tokio, sólo veo pequeños trocitos del cielo.


Tokio está densamente edificada, además, con los edificios cada vez más altos. En la zona residencial como donde viven mis padres, hay un límite de la altura de los edificios, pero prácticamente no vemos una parcela vacía, o sea, siempre nos impide ver el cielo de gran dimensión.


También hay otra causa por la que no nos deja ver el cielo despejado.


Cables. Docenas de cables eléctricos y telefónicos entre los postes dividiendo el cielo.


Por supuesto, las zonas turísticas o las de negocios u ocios de Tokio, es decir, las zonas donde se concentra la gente, están mucho más cuidadas. Pero una vez entramos en un barrio residencial, la cosa cambia.


A nivel de los ciudadanos, la gente japonesa cuida bastante bien su entorno. No tiran colillas de cigarro ni cáscaras de pipas en la calle, no dejan por ahí botellitas vacías de plástico de bebidas, recogen caquitas de sus perros, etc. etc. Tokio es una ciudad relativamente limpia y ordenada para ser una ciudad con tantos habitantes. Sin embargo, debido a este montón de cables, no puedo evitar una sensación de desorden. Es una pena…


Si Tokio hubiese sido elegido para la ciudad anfitriona de los Juegos Olímpicos 2016, en este blog iba a hablar de este tema de los cables, pero hablar de eso como una propuesta de un plan de mejora de la estética urbana de cara a 2016. Finalmente he tenido que cambiar mi plan, pero bueno, no cambia mi deseo de ver mi ciudad mejor.

1 comentario:

  1. Enrique Pérez Maira23 de octubre de 2009, 12:14

    Qué interesante! No me imaginaba esto en Japón, país megadesarrollado. Esto de los cables me recuerda a Chile, allí los cables también estropean la estética de las ciudades, es una pena. Pero de Japón no me lo esperaba!

    Enrique

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